33 cartas desde Montmartre

Nicolas Barreau| AUTOR
SUMA | EDITORIAL
336| PÁGINAS

Antes de morir, Hélène le hizo prometer a su marido, Julien, que le escribiría treinta y tres cartas, una por cada año de su vida. Para su asombro, Julien se da cuenta de que esta correspondencia, que deja en un compartimento secreto de su tumba en el cementerio de Montmartre, se ha convertido en una suerte de consuelo. Le habla de la vida que ahora ha de vivir sin ella; de su amor, ya no recíproco; de su hijo Arthur, que no quiere un padre que se siente desgraciado. Hasta que un día descubre que las cartas han desaparecido y en su lugar empieza a encontrar pequeñas respuestas: un bonito corazón de piedra, un poema, un ramillete de nomeolvides... Lo que Julien no sabe es que alguien lo observa. Alguien que lee sus cartas y quiere ayudarlo. Alguien que se ha enamorado de él.

Reseña

33 cartas desde Montmartre es la primera novela que leo del autor y la verdad es que me ha gustado bastante. Tenía el libro en mis pendientes ya unas cuantas semanas, y en cuanto lo empecé no tardé más de dos días en leerlo.

En el prólogo nos encontramos en el cementerio de Montmartre, conocido por acoger los restos de gente importante, donde nos señala una tumba con un precioso ángel tallado en piedra. Allí se encuentra un hombre con su hijo, donde empezó todo, donde conoció a su mujer hace cinco años. Pero ahora todo ha cambiado, desde que perdió a su mujer. Ese hombre es Julien Azoulay.

Julien es un escritor que ha perdido la inspiración y la felicidad desde que perdió a su mujer. Antes de morir, Hélène le hizo prometer que le escribiría 33 cartas tras su muerte.

"-Me gustaría que tras mi muerte me escribieras treinta y tres cartas- me dijo mirándome fijamente-. Una por cada año que he vivido, una carta, prométemelo, Julien.

-¿Y de qué va a servir?- repliqué-. Eso no va a devolverte a la vida.

-Simplemente escríbeme. Cuéntame cómo es el mundo sin mí. Háblame de ti y de Arthur. - Sonrió, y a mí se me saltaron las lágrimas-. Tendrá sentido, créeme. y estoy segura de que al final te llegará una respuesta. Además, yo, dondequiera que esté, leeré tus cartas y no os perderé de vista."

Pero tras la muerte de Hélène, los meses van pasando y Julien no es capaz de hacerlo, lo ha intentado pero nunca ha podido terminar más que una frase. Hasta que decide escribirlas, pues tiene que cumplir su última promesa a Héllène. Así es como empieza a escribir las cartas, simplemente contándole lo mal que se siente y lo mucho que la echa de menos. Una a una las va dejando en el cementerio, en la tumba escondidas, hasta que un día, al ir a dejar una de ellas descubre que ya no están las cartas, y que en su lugar hay un corazón de piedra. 

A partir de ahí Julien empieza a imaginarse quién podrá ser la persona que se ha llevado las cartas, y hasta llega a plantearse que haya podido ser Hélène.

"Como había hecho ya tantas veces, me incliné para poner el sobre con los demás, y me quedé petrificado.

No podía creer lo que veía, pero cabía ninguna duda.

El cajón secreto estaba vacío, todas las cartas habían desaparecido.

Y en su lugar había un pequeño corazón de piedra."

La novela está narrada en primera persona, desde el punto de vista de Julien, de manera que sentimos su dolor y cómo tras la muerte de su mujer, la vida ha dejado de tener sentido para él. Pero poco a poco, estos pequeños objetos que va encontrando, le harán acercarse a la felicidad.

En definitiva, una historia que he disfrutado desde el principio y que he tardado muy poco en leer. La pluma del autor es ligera y fresca, sin demasiadas descripciones para que la novela no se haga pesada. Es una historia sobre amor, pérdida, pero también sobre superación y seguir adelante tras una pérdida como la que sufre Julien.