Antes de que Darwin escandalizara al mundo entero con sus teorías sobre el origen de las especies, hubo alguien que ya dudaba, buscaba, hacía preguntas…
En las playas llenas de fósiles de la costa inglesa, Mary Anning, una muchacha pobre y sin educación, y la huraña Elizabeth Philpot, una solterona de clase media, trabarán amistad, unidas por una misma pasión: el deseo de buscar las huellas de la vida en los fósiles y revelar así la historia secreta de nuestro pasado.
Reseña
Las huellas de la vida es una novela histórica, ambientada en los primeros años del siglo XIX en Inglaterra, concretamente en Lyme, un pequeño pueblo costero. Una historia que gira en torno a dos mujeres (muy distintas entre sí) y su pasión por los fósiles (su punto de unión) y en la que ambas se deben enfrentarse a una doble obstáculo: por un lado, el hecho de ser mujeres y su lucha (tanto interna como con la sociedad) para que se las tenga en cuenta y romper los estereotipos conservadores de la sociedad inglesa; y, por otro, el descubrimiento de fósiles que ponen en duda todo en cuanto creen.
La historia da comienzo en Londres, Elizabeth Philpot se ve obligada a dejar su ciudad, junto a sus otras dos hermanas solteras y buscar un lugar más barato en el que vivir ya que su hermano John va a casarse. Éste les propone viajar por la costa durante el verano para decidir dónde van a establecer su nuevo hogar, y tras unas semanas de viaje y muchos lugares, deciden quedarse en Lyme, un pequeño pueblo costero.
Así, las tres hermanas quedan satisfechas: Magaret, la pequeña, puede asistir a los actos y bailes de la aristocracia local con la esperanza de encontrar un marido; Louise se centra en la jardinería, y Elizabeth el mar y los fósiles de peces, y decide que será su pasión, ya ha perdido la esperanza de casarse así que decide ocupar su tiempo en buscar fósiles.
Buscando fósiles es como Elizabeth conoce a Mary Anning, una niña con un gran don para buscar y encontrar fósiles en perfectas condiciones. Mary es una niña de una familia pobre, su padre es carpintero (aunque su gran pasión es buscar fósiles) y ella y su hermano se dedican a buscar “curis” que luego venden a los turistas y así ayudan a la familia.
A lo largo de la historia, vemos como Mary va creciendo y cada vez tiene más conocimientos sobre fósiles, lo que le llevará a hacer un gran descubrimiento. Su nombre va siendo cada vez más conocido, primero entre coleccionistas que le pagan para que les consiga piezas, y después entre expertos en fósiles. Además, vamos viendo como Mary deja de ser una niña para convertirse en una mujer (aparecen rumores en el pueblo por ir siempre acompañada de hombres en la playa, en algún episodio los fósiles dejan de tener sentido para ella) y cómo, sus propios descubrimientos la asustan.
Elizabeth experimenta una evolución similar pues a pesar de que tiene una edad más avanzada (al comenzar la historia tiene 25 años y finaliza cuando tiene 41), no tiene ninguna esperanza por encontrar marido, pero se enamora de un militar.
Además, a ella también le asaltan dudas sobre sus creencias con los descubrimientos de Mary:
“Incluso a mí, que me consideraba libre de prejuicios, me desazonaba pensar en ello, pues implicaba que Dios no había planeado qué iba a hacer con todos los animales que había creado. Si estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados dejando que se extinguieran sus criaturas…”
De entre todos los personajes, mi favorito es Mary, una niña cuya “mejor opción” era encontrar un marido y que lucha contra todo convencionalismo por su pasión que es buscar fósiles. Ignora cualquier rumor malicioso sobre ella y día tras día baja a la playa a buscar fósiles. Para ella lo más importante es descubrir “cocos”, y aunque al principio no es consciente en cuanto al tema de la reputación, al final lucha por conseguir y protegerla en un mundo de hombres. En el caso de Elizabeth, se deja llevar mucho más por el “qué dirán”, lo justifica argumentando que con su posición social ha de ser así. Sin embargo, no dudará en hacer lo que sea para proteger a Mary.
El libro te atrapa de una manera sorprenderte y es que es inevitable pensar que el hilo argumental de toda la historia son ¡los fósiles! Sin embargo, la autora hila de manera magistral todo lo relacionado con los fósiles: cómo se buscan, los distintos tipos que van encontrando, cómo deben tratarse durante su limpieza… es decir, la parte más “técnica” con el desarrollo de la historia más personal de los dos personajes principales Elizabeth y Mary. Es una novela que se lee muy rápido y que evoca mucha tranquilidad.
La historia da comienzo en Londres, Elizabeth Philpot se ve obligada a dejar su ciudad, junto a sus otras dos hermanas solteras y buscar un lugar más barato en el que vivir ya que su hermano John va a casarse. Éste les propone viajar por la costa durante el verano para decidir dónde van a establecer su nuevo hogar, y tras unas semanas de viaje y muchos lugares, deciden quedarse en Lyme, un pequeño pueblo costero.
Así, las tres hermanas quedan satisfechas: Magaret, la pequeña, puede asistir a los actos y bailes de la aristocracia local con la esperanza de encontrar un marido; Louise se centra en la jardinería, y Elizabeth el mar y los fósiles de peces, y decide que será su pasión, ya ha perdido la esperanza de casarse así que decide ocupar su tiempo en buscar fósiles.
Buscando fósiles es como Elizabeth conoce a Mary Anning, una niña con un gran don para buscar y encontrar fósiles en perfectas condiciones. Mary es una niña de una familia pobre, su padre es carpintero (aunque su gran pasión es buscar fósiles) y ella y su hermano se dedican a buscar “curis” que luego venden a los turistas y así ayudan a la familia.
A lo largo de la historia, vemos como Mary va creciendo y cada vez tiene más conocimientos sobre fósiles, lo que le llevará a hacer un gran descubrimiento. Su nombre va siendo cada vez más conocido, primero entre coleccionistas que le pagan para que les consiga piezas, y después entre expertos en fósiles. Además, vamos viendo como Mary deja de ser una niña para convertirse en una mujer (aparecen rumores en el pueblo por ir siempre acompañada de hombres en la playa, en algún episodio los fósiles dejan de tener sentido para ella) y cómo, sus propios descubrimientos la asustan.
Elizabeth experimenta una evolución similar pues a pesar de que tiene una edad más avanzada (al comenzar la historia tiene 25 años y finaliza cuando tiene 41), no tiene ninguna esperanza por encontrar marido, pero se enamora de un militar.
Además, a ella también le asaltan dudas sobre sus creencias con los descubrimientos de Mary:
“Incluso a mí, que me consideraba libre de prejuicios, me desazonaba pensar en ello, pues implicaba que Dios no había planeado qué iba a hacer con todos los animales que había creado. Si estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados dejando que se extinguieran sus criaturas…”
De entre todos los personajes, mi favorito es Mary, una niña cuya “mejor opción” era encontrar un marido y que lucha contra todo convencionalismo por su pasión que es buscar fósiles. Ignora cualquier rumor malicioso sobre ella y día tras día baja a la playa a buscar fósiles. Para ella lo más importante es descubrir “cocos”, y aunque al principio no es consciente en cuanto al tema de la reputación, al final lucha por conseguir y protegerla en un mundo de hombres. En el caso de Elizabeth, se deja llevar mucho más por el “qué dirán”, lo justifica argumentando que con su posición social ha de ser así. Sin embargo, no dudará en hacer lo que sea para proteger a Mary.
El libro te atrapa de una manera sorprenderte y es que es inevitable pensar que el hilo argumental de toda la historia son ¡los fósiles! Sin embargo, la autora hila de manera magistral todo lo relacionado con los fósiles: cómo se buscan, los distintos tipos que van encontrando, cómo deben tratarse durante su limpieza… es decir, la parte más “técnica” con el desarrollo de la historia más personal de los dos personajes principales Elizabeth y Mary. Es una novela que se lee muy rápido y que evoca mucha tranquilidad.
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